dc.description.abstract | En el campo de la bibliografía orientada a la enseñanza de la escritura audiovisual es posible detectar el dominio de proyectos pedagógicos en los que gana la escena una poética de narratividad fuerte. Esto es: enfoques en los que la tarea del guionista debe orientarse a la creación de universos diegéticos sólidos, que apelan a las características de lo que se denomina el canon Clásico (Bordwell,1985, [1996]) o Modelo de Representación Institucional [MRI] (Burch,1987). En estos libros, que se presentan en general bajo la modalidad del manual, se ofrece al lector una serie de lineamientos (= conceptos generales), de pasos a seguir (= método de progresión de la tarea), de aspectos a considerar (como el conflicto, el personaje, la estructura, los diálogos, etc.) que pueden seguirse para alcanzar, al final del recorrido, el resultado final: un buen guión. La ventaja que parecen ofrecer es la de sistematizar y sintetizar una actividad que por sus
características plantea no pocas dificultades; además permiten articular problemas extremadamente complejos con marcos descriptivos lo suficientemente accesibles como para ser comprendidos por perfiles de lectores diversos (amateurs, cinéfilos, estudiantes, críticos, docentes). Sin embargo, estos enfoques plantean una limitación: acotan su propuesta a un cierto tipo de escritura audiovisual y, en grados diversos, rechazan, niegan, o simplemente omiten otras modalidades. Atendiendo a esta situación, es que surge la necesidad de pensar estrategias para la enseñanza de la escritura de proyectos estéticos que se inscriban en la perspectiva de una narratividad otra, que en el campo de la historiografía cinematográfica y de sus periodizaciones
estilísticas podría localizarse en el ámbito de la estética moderna (Metz, 1968, [1972] ; Tassara, 2001; Vanoye,1991, [1996]).
Este interés no surge de una mirada valorativa de carácter negativo sobre el cine de narratividad fuerte o clásica, ni de un intento destituyente. Más bien de la tentativa de ampliar el espectro de lo creable ligado a lo que puede pensarse y ayudarse a pensar en un ámbito tan particular como es el de la enseñanza universitaria de arte. En tal sentido, se parte del convencimiento de que el ámbito de la exploración, de la desestructuración, de la discusión de las reglas, que caracteriza a la estética moderna también puede formalizarse y ofrecerse como un sendero que proyecte algunas zonas de anclaje y referencia. Además, resulta de un diagnóstico: todos los años los estudiantes manifiestan un marcado interés por el cine moderno, interés que lamentablemente no es acompañado por la presencia y uso de herramientas de análisis y escritura que les permitan desarrollar sus proyectos. Al contrario, en muchas oportunidades cuando se indaga sobre qué es lo que entienden como cine moderno, lo que plantean son algunas difusas afirmaciones: “Algo
raro, loco”; “¡Obvio! Me refiero a algo confuso”. O bien, el interés se manifiesta en un rechazo a pensar cuestiones sobre la escritura que se presuponen ajenas al mundo de la modernidad estética: “No, mi personaje no quiere nada, entonces no hace nada”; “… “¿si pensé en la estructura? No. Si yo no quiero que sea estructurado”. Estas citas esbozan desde la humorada algunas escenas que pueden darse ante la problemática de proyectos audiovisuales que, por sus características, operan en caminos diferentes a los que nuestra formación cultural y los abordajes tradicionales nos han enseñado, formateando nuestra mirada1. | es_ES |